El pasado 11 de enero, en su primer discurso como presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump prometió crear durante su mandato más puestos de trabajo que sus antecesores.
En su campaña electoral, Trump ofreció la creación de 25 millones de nuevos empleos, como se hizo en la década de los 90 durante la gestión del demócrata Bill Clinton.
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Según el Departamento de Trabajo del país del norte, al finalizar 2016 habían 7.5 millones de desempleados, de los cuales 4.3% eran blancos, 7.8% afrodescendientes, 2.6% asiáticos y 5.9% hispanos; pero Trump culpa a los migrantes de restarle puestos de trabajo a los estadounidenses.
Al cierre del año pasado había más hispanos y afrodescendientes desempleados que blancos y asiáticos.
El presidente electo advirtió sobre llevar de vuelta a su país los empleos generados por empresas estadounidenses en otras naciones, pero durante los últimos 25 años Estados Unidos ha perdido 5.5 millones de trabajos relacionados con la producción industrial; eso sin contar alguna cifra sobre cuántos de ellos se perdieron a causa del comercio internacional o el traslado de empresas a otros países como México, China o India.
A pesar de que el republicano aseguró que el retorno de las empresas en el extranjero incrementaría el empleo, el portal estadístico Five Thirthy Eight dio a conocer que la producción manufacturera creció un 20% en el país, pero que los trabajos en ese sector aumentaron solo un 5%.
Como primera acción tras ser electo presidente, Trump amenazó con imponer un impuesto de 35% a las empresas estadounidenses que produzcan en otros países y que quieran importar productos hacia Estados Unidos. El propósito de tal advertencia fue que las compañías se establecieran en EE.UU y así generasen empleos nuevos. Esto dio resultado, ya que Carrier y Ford declinaron la posibilidad de invertir en nuevas sucursales en territorio mexicano para hacerlo en suelo estadounidense.
Durante el mandato del aún presidente Barack Obama, se crearon 11.3 millones de puestos de trabajo, lo cual es resaltado como un gran logro de su administración que inició en 2009. Este es un número mucho mayor que el conseguido por su antecesor George W. Bush, quien logró abrir 2.1 millones.
A pesar de las plazas laborales creadas durante el actual mandato, estas se quedan cortas en relación a las obtenidas por Bill Clinton y Ronald Reagan, quienes lograron generar 22.9 millones y 15.9 millones de empleos respectivamente.
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Algunos analistas consideran como exitoso el tema de generación de empleo de Obama debido a que llegó al poder en medio de la Gran Recesión, cuando en Estados Unidos se perdían alrededor de 800 puestos de trabajo mensuales, siendo el peor escenario económico enfrentado por el país desde la Gran Depresión de 1930.
